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El poder curativo de la risa (página 2)



Partes: 1, 2

  • Practicar o utilizar la "risoterapia" (terapia a partir de la risa), la cual parece dar buenos resultados, sobre todo con niñas y niños. Otras formas de elevar el buen estado anímico se intentan a partir de mascotas, como perros y gatos, los cuales parecen ofrecer al convaleciente nuevos motivos de alegría y una nueva posibilidad de expresar sus emociones.

3.1.1. En cuanto a representantes del ministerio de salud[37]

  • Permitir participar al paciente de sus tratamientos con pequeñas responsabilidades y agregar nuevos motivos para querer recuperarse rápida y totalmente suele favorecer el proceso.

  • Es importante una revisión del rol del profesional de la salud como parte evidente de la importancia de su humanización como médico, haciéndose cada vez más capaz de captar la importancia de las emociones y del humor como medios para lograr el bienestar de los pacientes.

  • Defender el Humor Terapéutico como "cualquier intervención que promueva la salud y el bienestar.

  • Hacer el esfuerzo por publicar el humor curativo que refleja la atmósfera prevalente del ámbito de la enfermería en el momento actual.

  • Formar grupos de personas para interpretar una comedia para compartirla con las y los pacientes.

  • Procurar estimular a las personas enfermas con videos o películas cómicas para que aumente su tolerancia hacia el dolor.

  • Expresar con compasión y preocupación identificándose con el dolor del paciente como si fuera el suyo propio. Precisamente, porque el humor nos proporciona una perspectiva de "preocupación desvinculada".

  • Se tiene que añadir humor a las existencias de la práctica profesional sanitaria. Aprender a interpretar el humor que generan sus pacientes, enseñando el valor terapéutico del humor para mejorar las actitudes y tolerancia a través de una educación flexible que incluya la familiarización con las situaciones cómicas.

  • Crear un ambiente propicio donde se practique el humor para las y los pacientes para que se animen a su uso.

3.1.2. Otras indicaciones

– Examinar la receptividad al humor del paciente y asegurarse de que la ansiedad y el miedo no superan sus umbrales.

– Asegurarse de que el humor es compartido por el paciente (el humor exclusivo entre profesionales, en presencia del paciente y sin su participación, no tiene función alguna).

– Ser receptivo al humor de los pacientes, escuchando, interpretando y respondiendo a sus mensajes, y dar oportunidades al paciente para expresar su humor.

Todas las pautas o acciones anteriores en el acompañamiento con las personas enfermas, por medio del humor, son muy pertinentes para querer lograr resultados de salud integral en ellas. Pero seria muy relevante ofrecer un seminario optativo de los cuidados sobre técnicas y beneficios terapéuticos del humor, con el objetivo de facilitar recursos y habilidades para conseguir un buen ambiente en su relación con la persona enferma.

Algo que si es necesario que quede claro es, que el trabajo terapéutico con el humor en las personas, no necesariamente, queda encerrado en el área hospitalaria a la cual nos referíamos con respecto a las pautas antes mencionadas, sino que también es pertinente ser puestas en prácticas en las comunidades de fe y otros ámbitos de la sociedad, siguiendo el paradigma bio-socio-psico-espiritual para que se mas integral la salud.

Conclusiones

El trabajo que se ha hecho nos ha arrojado datos que nos serán de mucha ayuda al momento de querer abordar temas relacionados con la salud. El tema del humor que cura fue una inquietud nuestra para investigar las características que éste posee y, su incidencia en las personas que se ríen a veces sin darse cuenta del porque concientemente.

Es evidente que el humor tiene repercusión en las personas cuando tienden a reírse por algo que les causo satisfacción. Su poder curativo se ve reflejado tanto en el cuerpo de la personas, desde su rostro y los diferentes músculos que se mueven por el acto de reírse hasta el interior mismo de ellas, o sea lo espiritual.

Está comprobado que el humor sano es el que produce sanidad, mientras que el humor sádico enferma. Las personas que se burlan de otras de manera discriminatoria, ahora sabrán que no es beneficioso para la salud.

La Biblia tiene ejemplos donde la gente se reía, ya sea para alabar a alguien o para burlarse. No escapa a una realidad que es evidente en su tiempo. El propio Yahvé se reía y también Jesús. Nos da luz para ver nuestro contexto y así analizar detenidamente cuando es sano reír.

También la historia nos habla del humor en las personas y de su poder curativo. La Edad Media es un claro ejemplo de ello y nos desafía a repensar la importancia que se dio en su tiempo y como las personas aceptaron al humor que sana.

El humor es medicina y no cuesta nada, solamente tenemos que estar dispuestos y dispuestas a practicarlo cuando sintamos malestar en nuestra vida. Seguramente, si lo entendemos desde el paradigma bio-psico-socio-espiritual será mucho más eficiente porque ya no lo veremos desde lo biológico solamente, sino que va hasta lo mas profundo de nuestros sentimientos que alegran nuestro espíritu. Practíquemelo con seriedad y responsabilidad.

Bibliografía

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Rapp, Dorotea y Walther Buhler. El poder curativo del humor. Buenos Aires: 2001.

Serra Masana, José. Análisis de la comicidad. Barcelona, 1972.

 

 

Autor:

Edgardo Hernandez Silva

[1] Serra Masana, Jos?. An?lisis de la comicidad. Barcelona, 1972, 23.

[2] Jos? Luis Mart?n Descalzo. Razones para la alegr?a. Salamanca: Editorial S?gueme, 2002, 25.

[3] Walther Buhler y Dorotea Rapp, El poder curativo del humor. Buenos Aires: 2001, 24.

[4] Dar?o Lostado. La alegr?a de ser t? mismo. Salamanca: Editorial S?gueme, 2002, 50.

[5] Carolina G?mez Mena. ?La risa, forma f?cil de preservar la salud y ahuyentar la enfermedad? disponible en hptt//http://vidaextrema.wordpress.com/2008/04/07/los-beneficios-de-la-risa/. Fecha de acceso. 15 de agosto de 2008.

[6] Dar?o Lostado. La alegr?a de ser t? mismo. Salamanca: Editorial S?gueme, 2002, 45.

[7] Jos? Luis Mart?n Descalzo. Razones para la alegr?a. Salamanca: Editorial S?gueme, 2002, 25.

[8] Martin Rod, The psychology of humor. NY: Academic Press, 2006, 36.

[9] V?ctor Garc?a Hoz, Alegr?a en la tercera edad. Madrid: Editorial EPAlSA, 1991, 60.

[10] Walther Buhler y Dorotea Rapp, El poder curativo del humor. Buenos Aires: 2001, 34.

[11] Los chistes son uno de los mecanismos m?s comunes de acoso o violencia en la escuela usado por los aterrorizadores para demostrar su superioridad sobre los acosados. Las bromas en forma verbal directa o ahora muy com?nmente a trav?s de los sms o internet son poderosos y sutiles mensajeros que impunemente, la mayor?a de la veces, logran ser "escuchados". Con la excusa de que son solo para re?r logran en muchos casos ser poderosos mecanismos de violencia usados en muchos campos, pol?tico, entre g?neros, racistas, etc.

[12] Serra Masana, Jos?. An?lisis de la comicidad. Barcelona, 1972, 34.

[13] Jurgen Moltmann, Un nuevo estilo de vida, sobre la libertad, la alegr?a y el juego. Salamanca: Ediciones S?gueme, 1981., 116.

[14] acu?rdese espec?ficamente el vers?culo 53 del cap?tulo 8? del Evangelio de Lucas referente a la resurrecci?n de la hija de Jairo y en el mismo Evangelio 23: 36 que menciona las mofas de las que es objeto Jes?s crucificado: "Tambi?n los soldados se burlaban de ?l".

[15] V?ase tambi?n Libro de Job 5: 22-23: "Pero todo da igual, y por eso digo: / El extermina al intachable y al malvado. / S?: un azote acarrea la muerte de improviso, / ?l se r?e de la angustia de los inocentes".

[16] Fernando Bermejo Rubio, ?La imagen de la risa en los textos agn?sticos y sus modelos b?blicos? Estudios B?blicos 65 (2007) 180.

[17] Ibid.,

[18] Como se sabe, a los monjes de la Edad Media les estaba prohibido re?r. Sin embargo, hoy d?a un ni?o r?e 300 veces al d?a y al llegar a adulto reir? solamente 15. Es una pena, porque un minuto de risa equivale a 45 minutos de relajaci?n, una carcajada mueve m?s de 400 m?sculos, re?r libera endorfinas (un sedante natural del cerebro que logra efectos similares a los de un analg?sico). La risa tambi?n estimula el bazo, elimina toxinas, lubrica y limpia los ojos, hace vibrar la cabeza, despeja nariz y o?dos, ayuda a hacer la digesti?n y reduce los ?cidos grasos.

[19] Humberto Eco, Arte y belleza en la est?tica medieval. Barcelona: Editorial Lumen, 1997, 148.

[20] Mijail Bajtin, La cultura Popular en la Edad Media y en el renacimiento. El contexto de Fran?ois Rabelais. Madrid: Editorial Alianza, 1998, 15.

[21] Ibid.,

[22] Humberto Eco, Arte y belleza en la est?tica medieval. Barcelona: Editorial Lumen, 1997, 149.

[23] Quien se?alaba que la primera edad de la vida es la m?s feliz. Nada es atendida y mimada m?s que la infancia. Este encanto no nace sino de la aureola de locura con que la naturaleza adorno la frente del reci?n nacido. La juventud es festejada, ayudada, y pregunto, ?de donde sino de mi proviene su encanto, que al retirar la raz?n la exime de todo cuidado? n Cuanto avanza la edad, la hermosura se altera, se esfuma la elegancia y crece el vigor. Los ancianos chochean y desvar?an igual que el ni?o. ?Y no constituye la locura su principal ornamento? Si se injertara en la infancia la sabidur?a de la madurez, seria monstruoso. Como dice el proverbio: ?no me gusta el ni?o que parece hombre?. Gracias a m?, la vejez, sin disgustos, es grata y bien recibida en las fiestas. Los viejos quieren a los ni?os y estos a los viejos, porque, como dice el poeta ?los dioses se complacen en aproximar a los seres que son semejantes?. Si los mortales destruyeran toda relaci?n con la sabidur?a y abandonaran sus d?as a mi direcci?n solamente, no envejecer?an, y su ventura y juventud subsistir?an tanto como lo hicieran ellos. Los rostros p?lidos, abismados en el estudio de la filosof?a, pertenecen a j?venes que parecen ancianos por el trabajo y la tensi?n permanente. Por el contrario, mis locos queridos est?n plenos de salud en la piel y se encuentran protegidos de las incomodidades de la vejez, a menos que atrapen, como sucede con frecuencia, la fiebre de la sabidur?a. No fueron los siete sabios de Grecia quienes inventaron las alegres ceremonias que se celebran entorno a la mesa, ni quienes ense?aron a elegir al rey del fest?n, jugar a los dados, brindar y cantar y divertirse. Fui yo quien imagino todas estas cosas para la salud del g?nero humano. La vida esta hecha de tal modo que cuanto m?s locura se pone en ella, m?s se vive. La tristeza es la muerte. Cf. Erasmo de R?tterdam, Elogio a la locura. Buenos Aires: Editorial ERREPAR-Longseller, 2000.

[24] Al lado del genio se encuentra el buf?n. La historia cultural de la humanidad demuestra este hecho de forma m?ltiple. Este contrario trasmit?a a veces, bajo el ropaje del mendigo del buf?n, que era como una humillaci?n voluntaria, tanta sabidur?a y libertad como lo espiritualmente alto. Pose?a el privilegio de decir determinadas verdades sobre la corte mediante una iron?a dura y disputas ingeniosas, que de otra manera hubieran sido toleradas dif?cilmente. Por otro lado, su ropaje permit?a a la persona esconder, en gran parte sus anomal?as f?sicas y, libraba de ellas, vivir as? sus talentos y capacidades espirituales. No necesitaba mentir ni por cortes?a ni por piedad. Pose?a libertad en alta medida ? aunque solamente dentro del campo del humor. Walther Buhler y Dorotea Rapp, El poder curativo del humor. Buenos Aires: 2001, 23.

[25] Bajt?n escribe: "De hecho, el carnaval ignora toda distinci?n entre actores y espectadores. Tambi?n ignora la escena, incluso en su forma embrionaria. Ya que una escena destruir?a el carnaval (e inversamente, la destrucci?n del escenario destruir?a el espect?culo teatral). Los espectadores no asisten al carnaval, sino que lo viven, ya que el carnaval est? hecho para todo el pueblo. Durante el carnaval no hay otra vida que la del carnaval. Es imposible escapar, porque el carnaval no tiene ninguna frontera espacial. En el curso de la fiesta s?lo puede vivirse de acuerdo a las leyes, es decir, de acuerdo a las leyes de la libertad. El carnaval posee un car?cter universal, es un estado peculiar del mundo: su renacimiento y su renovaci?n en los que cada individuo participa. Esta es la esencia misma del carnaval, y los que intervienen en el regocijo lo experimentan vivamente (…) el carnaval no era una forma art?stica de espect?culo teatral, sino m?s bien una forma concreta de la vida misma, que no era simplemente representada sobre un escenario, sino vivida en la duraci?n del carnaval" Mijail Bajtin, La cultura Popular en la Edad Media y en el renacimiento. El contexto de Fran?ois Rabelais. Madrid: Editorial Alianza, 1998, 13-14.

[26] A. D?az, Humor y literatura. Santa Cruz de Tenerife: Universidad de La Laguna, 2000.25.

[27] Artur Danto,. El cuerpo / El problema del cuerpo. Madrid: Editorial S?ntesis, 2003, 17.

[28] Ibid., 24.

[29] Ibid., 30.

[30] Michael Foucault, Defender la sociedad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Econ?mica de Argentina, S.A, 2000. 226.

[31] Michael Foucault, Vigilar y castigar. Madrid: Siglo Veintiuno de Espa?a Editores, 2000, 142.

[32] Mijail Bajtin, La cultura Popular en la Edad Media y en el renacimiento. El contexto de Fran?ois Rabelais. Madrid: Editorial Alianza, 1998, 33.

[33] Gabriel Garc?a M?rquez, Cien a?os de soledad. M?xico: Editorial Diana, 2007.

[34] Nicol?s Guill?n, Obra po?tica. V. 1. La Habana, Cuba: Editorial Letras Cubanas, 1995, 227.

[35] "Posdata sobre las sociedades de control". En: Christian Ferrer disponible en: http://www. ipside.org/documentos/003posdata.pdf

[36] Rose A "El poder como aprehensi?n. 2001.

[37] Erasmo nos dice que las ciencias mas apreciadas son las que se acercan al sentido com?n, es decir, a la locura. El te?logo desfallece de hambre, el f?sico de hiela, el astr?logo es objeto de burla, el dial?ctico, de desprecio. Solo el m?dico ?vale por muchos hombres?. Y entre estos, el m?s ignorante, el m?s osado, el m?s torpe es el m?s conceptuado. Adem?s, la medicina tal como la ejercen casi todos nuestros doctores, es simplemente el arte de agradar al paciente, y desde este punto de vista se relaciona con la ret?rica. Erasmo de R?tterdam, Elogio a la locura. Buenos Aires: Editorial ERREPAR-Longseller, 2000.

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